Profesor de la UAX
Juan José Arevalillo: "Los posgrados de Traducción completan lo adquirido en el grado y especializan en lo que exige el sector"
El profesor de la Universidad Alfonso X el Sabio y director gerente de Hermes Traducciones y Servicios Lingüísticos, Juan José Arevalillo, nos permite, a través de esta entrevista, conocer de primera mano las posibilidades formativas y laborales del sector de la Traducción, un sector cuya situación "es bastante halagüeña en términos de incorporación al mercado de trabajo".
ibercampus.es 29 de septiembre de 2011 Imprimir esta noticia
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¿Cómo es la actual situación del sector de la traducción?
La situación actual del sector, al menos en lo que se refiere a España, es bastante halagüeña en términos de incorporación al mercado laboral, sobre todo en comparación con otros sectores, aunque pueda no parecerlo porque del número de egresados que se incorporan al sector profesional, quizá entre un 20 y un 30 % son los que se dedican a tareas específicas de la carrera, mientras que otros aprovechan la carrera y el conocimiento de idiomas y culturas foráneas conseguidos para entrar en otros sectores relacionados o no con la traducción. Permite un abanico muy amplio de posibilidades en el sector y fuera de él.
¿Cómo son las salidas profesionales para un traductor?
Las salidas profesionales específicas de la traducción consisten en trabajar como traductor autónomo, que es la más habitual, o bien como traductor contratado en una empresa de traducción, aunque también es posible hacerlo en la administración pública como traductor e intérprete o en administraciones internacionales. Ahora mismo en España es más difícil entrar en puestos de la Comisión Europea, pero hay otras posibilidades en organismos como la ONUcon puestos muy bien pagados.
Un terreno nuevo que se abre mucho en la traducción es la revisión, porque la norma europea de calidad para servicios de traducción EN15038 establece que la traducción debe ser revisada por una tercera persona distinta del traductor, lo que reconoce profesionalmente la revisión como parte inseparable de la traducción. Eso obviamente abre muchas más puertas porque es necesaria esa figura. La interpretación también es otra salida directa y sobre todo la localización. La localización es la traducción adaptada de programas informáticos o de páginas web, y para ello hace falta no solo un componente lingüístico y traductológico, sino también tecnológico, algo que no siempre se contempla en las universidades ni en las antiguas licenciaturas ni en los actuales grados (en los grados de Bolonia sí se empieza a contemplar, pero no se llega a profundizar lo debido para que permita una incorporación más eficaz al sector). De ahí que los posgrados sean para mí, y para muchos de los que estamos en el sector, una necesidad.
En cuanto a lo que ya se aleja del sector, pero tiene relación con él, tenemos diversos campos. Quizás el campo estrella es el de las relaciones internacionales. Sin duda, hay muchos traductores que han hecho estos posgrados y han conseguido luego buenos trabajos. De hecho, existe el doble grado de Relaciones Internacionales y Traducción e Interpretación ahora en esta misma universidad.
Otro muy relacionado es el de las editoriales y publicación de libros, periodismo —tanto escrito como hablado—, puestos de responsabilidad en empresas de importación/exportación y algunos otros… Resulta muy habitual en la actualidad (relacionado directamente con la interpretación) en muchos cargos de diversas empresas, sobre todo en los puestos de gestión, que exista mucha gente que hable inglés o el idioma que se necesite (obviamente el inglés sobre todo), pero no con el dominio que se precisa para tener una negociación fluida en un idioma que no es el tuyo y llevar la negociación a buen puerto. Un traductor con un buen nivel sí tiene esa capacidad de negociación en un idioma que no es el suyo, lo cual le abre muchísimas más puertas. Esto es válido tanto para traductores como para filólogos que tienen un conocimiento más profundo de un segundo idioma o de un tercero incluso.
¿Qué cualidades debe tener un buen traductor?
Las cualidades están tipificadas en la norma europea de calidad para servicios de traducción que se va a convertir en una norma ISO: estamos ya trabajando en un comité internacional y en unos 3 años calculamos que estará lista. Establece cinco competencias fundamentales: traductora, lingüística, terminológica, cultural e investigadora (en lo que se refiere a la traducción, la capacidad de documentarse debidamente).
Esas competencias se adquieren en los grados pero se quedan cortas en algunas. De ahí que haya determinados posgrados, másteres o expertos que se encargan de cubrir esa laguna, porque el ejercicio del grado se centra más en la parte lingüística, mientras que la parte tecnológica se da un poco más de pasada, y si hoy en día no se tiene ese conocimiento tecnológico aplicado a la traducción, dado que se manejan muchos formatos, muchos programas y muchas aplicaciones, el egresado va a tener un problema mayor de incorporación al mercado laboral, ya que va a competir con otros que sí lo tienen y que en igualdad de condiciones partirán con ventaja para ese puesto de trabajo.
¿Existen especialidades en este sector y en qué consisten?
Sí, hay diversas. Dentro de la traducción, la revisión, la corrección, una especialización mayor que es la localización de programas informáticos y páginas web que es a lo que está orientado el Experto en Tradumática, Localización y Traducción Audiovisual de la UAX, y otras como la gestión de proyectos en el ámbito de las empresas. Esta última disciplina tiene mucha demanda y se encarga de gestionar proyectos grandes de traducción y localización mediante el conocimiento y la experiencia adquiridos por quienes han sido traductores, revisores u otros puestos relacionados con la traducción, y con la responsabilidad de que todo funcione como es debido.
Esta es la finalidad del posgrado que cubre todas estas disciplinas en las que no se profundiza tanto o nada durante el grado. De hecho, un componente muy grande dentro del posgrado es el uso de las aplicaciones estándar del sector (memorias de traducción, gestión de formatos, etc.).
¿Qué importancia tienen las nuevas tecnologías?
Fundamental. La productividad diaria, los controles que se pueden aplicar, los procesos que ayudan a mejorar la calidad, la coherencia, la investigación terminológica… son fundamentales. De hecho, ese conocimiento se valora tanto como la propia capacidad traductológica. Esta se fomenta y se desarrolla durante el grado pero se consolida con otras ayudas en los posgrados; ayudas, sobre todo, tecnológicas.
¿A qué dificultades se puede enfrentar en el día a día un traductor?
A todas: a los clientes, a plazos justos, a falta de instrucciones concretas, a tarifas exiguas… pero yo diría que el principal problema que se puede encontrar un traductor es, por la enorme variedad de ellos que hay, los formatos en los que nos llegan los materiales para traducir: cuando se está pensando en documentación, se puede pensar en el típico formato de Word, por decir el más conocido, pero luego tenemos HTML, SGML, XLIFF y una lista de siglas casi inacabable. Entonces, lo que se intenta cubrir en estos posgrados es el mayor número de formatos estándar posible, puesto que, una vez aprendida una serie de ellos, los demás son variaciones de esos formatos iniciales.
Otro aspecto que se intenta cubrir en estos posgrados es la creación de macros, que son miniprocedimientos aplicables a un programa específico que permiten mejorar la productividad del traductor en algunas tareas; por ejemplo, adaptar una herramienta estándar a tus necesidades con esas macros.
¿Qué es lo mejor de ser traductor?
La capacidad para hacer posible que otros lleguen a una serie de contenidos gracias a la mediación lingüística y cultural de los traductores. Hay que tener en cuenta que el 90 % de la información de todo tipo que nos llega en nuestra vida procede de traducciones.
¿Por qué recomendarías realizar un posgrado en el sector de la traducción?
Porque el grado no tiene créditos suficientes para poder llegar a la infinidad de posibilidades que se pueden ofrecer en el terreno profesional. En primer lugar, se trata de una cuestión de tiempo, y, en segundo lugar, una cuestión de especialización: completar lo que ha adquirido el alumno y especializarse realmente en lo que va a exigir el sector.
¿Una persona que realiza un posgrado tiene más facilidades para encontrar un trabajo en el sector de la traducción?
Sin duda. No obstante, tiene que demostrar que ha adquirido correctamente esos conocimientos. De hecho, en algunos puestos de selección de mi empresa, pensamos preferiblemente en estudiantes de posgrado porque están más rodados, pueden tener ya cierta experiencia y, además, demuestran un interés en ahondar en sus conocimientos profesionales.
Algún consejo para aquellos estudiantes que estén finalizando sus estudios de traducción…
Que estén muy pendientes de lo que es el mercado laboral, que se muevan, que sepan qué se exige para poder orientar mejor sus inquietudes a las distintas ofertas formativas que va a haber en infinidad de universidades. Es un espectro muy amplio, pero hay que asegurarse la eficacia formativa.
¿Qué exige el sector ahora mismo?
Adaptabilidad, conocimiento de gestión de proyectos, versatilidad y, sobre todo, conocimiento tecnológico, porque los conocimientos lingüísticos y traductológicos se dan por asumidos. Mucha gente lo desconoce, pero hay una tecnología aplicada a este sector, específica de él, que permite unas posibilidades que hace unos 10 años eran impensables. Es el caso de las memorias de traducción que permiten reutilizar texto ya existente o de los avances en traducción automática aplicada solo a determinados campos como ayuda a la traducción.
Hay que recalcar que un traductor humano nunca va a poder ser sustituido, por lo menos con la tecnología actual y la que se supone que va a haber dentro de muchos años, por una traducción automática, pero ese traductor sí puede aprovechar los avances de la traducción automática y otros avances tecnológicos para mejorar su productividad y su manera de trabajar, siempre desde el sentido común...
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