Ética profesional en el mercado de los servicios lingüísticos
18/08/2010
Cuando hablamos de ética profesional, casi en el 100 % de los casos pensamos en los códigos deontológicos que regulan la profesión (o al menos lo intentan). Tenemos muchos ejemplos de este tipo de documentos (un buen ejemplo es el que propone ASETRAD). Independientemente de quien lo promueva, en la mayoría de los casos se reducen a los siguientes puntos:
Calidad: aceptar únicamente aquellos proyectos para los que estamos capacitados (tanto a nivel lingüístico como de campo de especialidad) y para los que podemos ofrecer un resultado de calidad.
Legalidad: no se aceptarán proyectos que impliquen el incumplimiento de las leyes o que se sospeche que puedan hacerlo.
Competencia desleal: las tarifas se fijarán en función de criterios de dificultad y volumen de trabajo. No se aplicarán tarifas más bajas que las habituales en el mercado con el fin de conseguir clientes. Tampoco se cobrarán comisiones por derivar trabajos a otros clientes.
Confidencialidad: los documentos e informaciones confiados están sujetos al secreto profesional. No se sacará provecho de la información obtenida a través del ejercicio de la profesión.
Respeto mutuo: las relaciones con los clientes y con otros profesionales se basan en este principio. En caso de desacuerdo o de conflicto (por ejemplo, impago), se recurrirá a los medios de arbitrio adecuados, como la intermediación de las asociaciones o de la justicia.
Certificación de documentos: aquellos que no sean traductores-intérpretes jurados nombrados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación se abstendrán de certificar documentos. Asimismo, aquellos que sean traductores-intérpretes jurados no sellarán las traducciones realizadas por otros profesionales.
Profesionalidad: se evitarán aquellas actuaciones que puedan perjudicar a la reputación de otros profesionales o del sector en su conjunto.
Sin embargo, hay otro aspecto importante sobre la ética profesional y las buenas prácticas que casi nunca se trata. Este es ¿cuándo es lícito trabajar para un cliente?
Pensemos por un momento en el ejemplo más extremo. Un fabricante de armas, del que sabemos con seguridad que comercializa sus productos en zonas de conflicto y países en los que se violan los derechos humanos, contacta con nosotros para solicitar nuestros servicios. Ante esta situación, hay dos posturas. Por un lado, quien afirma que colaborar con este tipo de clientes nos convierte en cómplices de la situación. Según esta postura, lo éticamente deseable sería rechazar el trabajo. Por otro lado, quien defiende que cualquier cliente tiene derecho a contratar y recibir los servicios de un profesional lingüístico.
Como podéis imaginar, se trata de situaciones complejas en las que no hay una respuesta fácil. Puede que en el caso del fabricante de armas la mayoría nos inclinásemos por negarnos a trabajar. Sin embargo, hay situaciones en las que también se plantean dilemas morales aunque no sean tan acusados. Por ejemplo, una empresa conocida por violar los derechos de sus trabajadores y ofrecer servicios de pésima calidad nos propone una serie de traducciones. ¿Nos convertimos en cómplices de la situación al permitir que la empresa siga ganando dinero?
Tampoco hay que olvidarse del aspecto económico. Aunque lo preferible es trabajar en proyectos que no vayan en contra de nuestra conciencia y principios, habrá situaciones en las que no tendremos otra opción que trabajar con temas con los que no nos sintamos todos para poder llegar a fin de mes. No pensemos necesariamente en casos extremos, como los citados anteriormente, sino en industrias como las del juego o la de los productos eróticos, que pueden plantear impedimentos morales o religiosos a más de uno.
Para concluir, solo puedo decir que no hay conclusión posible. Cada uno de nosotros tomará la decisión que crea mejor según la situación a la que se enfrente (e incluso habrá casos en los que la misma persona reaccionará de manera distinta). Lo que sí me gustaría es saber vuestra opinión. ¿Que harías vosotros si os tuvierais que encargar de un proyecto de este tipo?
FUENTE La paradoja de Chomsky: la traducción, interpretación y todo lo demás
Cuando hablamos de ética profesional, casi en el 100 % de los casos pensamos en los códigos deontológicos que regulan la profesión (o al menos lo intentan). Tenemos muchos ejemplos de este tipo de documentos (un buen ejemplo es el que propone ASETRAD). Independientemente de quien lo promueva, en la mayoría de los casos se reducen a los siguientes puntos:
Calidad: aceptar únicamente aquellos proyectos para los que estamos capacitados (tanto a nivel lingüístico como de campo de especialidad) y para los que podemos ofrecer un resultado de calidad.
Legalidad: no se aceptarán proyectos que impliquen el incumplimiento de las leyes o que se sospeche que puedan hacerlo.
Competencia desleal: las tarifas se fijarán en función de criterios de dificultad y volumen de trabajo. No se aplicarán tarifas más bajas que las habituales en el mercado con el fin de conseguir clientes. Tampoco se cobrarán comisiones por derivar trabajos a otros clientes.
Confidencialidad: los documentos e informaciones confiados están sujetos al secreto profesional. No se sacará provecho de la información obtenida a través del ejercicio de la profesión.
Respeto mutuo: las relaciones con los clientes y con otros profesionales se basan en este principio. En caso de desacuerdo o de conflicto (por ejemplo, impago), se recurrirá a los medios de arbitrio adecuados, como la intermediación de las asociaciones o de la justicia.
Certificación de documentos: aquellos que no sean traductores-intérpretes jurados nombrados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación se abstendrán de certificar documentos. Asimismo, aquellos que sean traductores-intérpretes jurados no sellarán las traducciones realizadas por otros profesionales.
Profesionalidad: se evitarán aquellas actuaciones que puedan perjudicar a la reputación de otros profesionales o del sector en su conjunto.
Sin embargo, hay otro aspecto importante sobre la ética profesional y las buenas prácticas que casi nunca se trata. Este es ¿cuándo es lícito trabajar para un cliente?
Pensemos por un momento en el ejemplo más extremo. Un fabricante de armas, del que sabemos con seguridad que comercializa sus productos en zonas de conflicto y países en los que se violan los derechos humanos, contacta con nosotros para solicitar nuestros servicios. Ante esta situación, hay dos posturas. Por un lado, quien afirma que colaborar con este tipo de clientes nos convierte en cómplices de la situación. Según esta postura, lo éticamente deseable sería rechazar el trabajo. Por otro lado, quien defiende que cualquier cliente tiene derecho a contratar y recibir los servicios de un profesional lingüístico.
Como podéis imaginar, se trata de situaciones complejas en las que no hay una respuesta fácil. Puede que en el caso del fabricante de armas la mayoría nos inclinásemos por negarnos a trabajar. Sin embargo, hay situaciones en las que también se plantean dilemas morales aunque no sean tan acusados. Por ejemplo, una empresa conocida por violar los derechos de sus trabajadores y ofrecer servicios de pésima calidad nos propone una serie de traducciones. ¿Nos convertimos en cómplices de la situación al permitir que la empresa siga ganando dinero?
Tampoco hay que olvidarse del aspecto económico. Aunque lo preferible es trabajar en proyectos que no vayan en contra de nuestra conciencia y principios, habrá situaciones en las que no tendremos otra opción que trabajar con temas con los que no nos sintamos todos para poder llegar a fin de mes. No pensemos necesariamente en casos extremos, como los citados anteriormente, sino en industrias como las del juego o la de los productos eróticos, que pueden plantear impedimentos morales o religiosos a más de uno.
Para concluir, solo puedo decir que no hay conclusión posible. Cada uno de nosotros tomará la decisión que crea mejor según la situación a la que se enfrente (e incluso habrá casos en los que la misma persona reaccionará de manera distinta). Lo que sí me gustaría es saber vuestra opinión. ¿Que harías vosotros si os tuvierais que encargar de un proyecto de este tipo?
FUENTE La paradoja de Chomsky: la traducción, interpretación y todo lo demás
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